Para ello, habrá que estar preparados. Y para estarlo, tendremos que elegir y tomar decisiones en tal sentido.
Las disposiciones, intenciones y decisiones en nuestro vivir no son suerte.
Cuando decimos que tuvimos suerte, estamos ocultando nuestra historia de buenas elecciones que hicimos y las oportunidades que vimos y tomamos. Por ejemplo, las elecciones que nos llevaron a estudiar y trabajar para obtener una profesión que nos permitiera tener un buen vivir.
Claro que podemos llegar a este mundo en mejor o peor situación social. No lo podemos elegir. Pero al nacer, el modo de vida que no tocó, puede ser solo un punto de partida. Siempre podemos adaptarnos a la situación de origen o hacer con nuestra vida algo distinto. En cada momento de nuestro vivir podemos elegir qué modo de vivir deseamos, y es ese deseo el que guía cada paso que damos, y hacia dónde nos orientamos.
Los seres humanos nos orientamos en nuestro vivir y hacemos lo que hacemos mientras vivimos, según nuestros gustos, deseos y preferencias, y es desde estas emociones que generamos los mundos que vivimos. Empujándonos a la acción para subirnos al cambio constante, o manteniéndonos en la complacencia de la quietud a pesar de ese cambio.
Todo puede comenzar tomando consciencia de cómo estamos haciendo lo que estamos haciendo.
¡Piensa bien y saldrá bien!