Generalmente las plantas de interior, vienen de clima tropical e, inclusive, desértico y son adaptadas para seguir su desarrollo bajo techo. Estas especies necesitan determinadas condiciones de iluminación, suelo como soporte físico y una temperatura similar a la de su lugar de origen.
Cómo cuidarlas:
En esta época del año, el cambio de maceta es una prioridad, ya sea porque la planta creció o porque hay que renovar el sustrato. Para eso, recomendamos utilizar un buen blend de enmiendas orgánicas que acompañen a la tierra de fuerza, tales como: resaca de río; vermiculita, para conservar la humedad, o perlita, para mantener aireado el compuesto, lo que puede ser reemplazado por arena gruesa (no de obra). En caso de que la especie necesite un suelo más ácido, recomendamos el humus de lombriz y turba. Un justo equilibrio de todo esto permitirá que la planta se desarrolle sana y vigorosa.
Es conveniente, previo a pasar a un nuevo envase, sumergir la planta en un recipiente con agua y limpiarla de la tierra desgastada. Luego, si se animan, sería óptimo realizar un recorte de raíces para estimular su crecimiento primaveral.
Animate a innovar
Este puede ser un buen momento para modificar la presentación o la distribución de nuestras plantas de interior y jugar con opciones más innovadoras.
En principio, la clásica maceta con su planta de privilegio ha dado paso a recipientes de distinto material que, además de ser objetos decorativos, contienen una representación de un jardín, con una plantación combinada de especies que tienen el mismo requerimiento de humedad, y tipo de sustrato. Según el diseño o composición elegida, variará la proporción de los elementos. Lo esencial es que, en esta plantación combinada, todas las plantas compartan las mismas demandas de luz, riego-humedad, etcétera.
Un ejemplo puede ser esta colección de cactus y suculentas que forman un pequeño jardín. Todas las especies del conjunto aceptan: poco riego, sustrato con arena, pequeñas piedras, tierra de fuerza y sol directo. Es una imagen muy diferente a la de cada una de las especies en pequeñas macetas, una al lado de la otra. Al agruparlas, se mantienen más fácil, consumen menos tiempo y ocupan menos lugar.
Buscaremos realizar una composición con una especie más alta como eje, otras más bajas que aporten volumen y se completaría con alguna que forme caída o cascada. Tradicionalmente, se aconsejaba que fueran en número impar, es decir, utilizar tres, cinco o siete especies; hoy, prima el equilibrio y la armonía.
Otro ejemplo es este exuberante grupo, que obtiene su belleza y su fuerza por el contraste de color entre las Dieffenbachia, Calathea y Dracena. Un jardín tropical en poco espacio, suelo suelto rico, húmedo, buena luz y sin sol directo. Además, siempre alejado de corrientes de aire y sin exposición a equipos de aire acondicionado.
A esta nueva mirada debe agregarse el cultivo en recipientes de vidrio con agua y sin sustrato. Esto añade un toque atractivo al ambiente, siempre y cuando tengamos en cuenta que, el desarrollo que alcanzarán estas plantas estará limitado al tipo de nutrientes que se aporten al medio líquido, ya que no tendrán otra forma de alimentarse. La fertilización se realizará combinada con el líquido del vaso o vaporizada en las hojas.
Apoyadas en una mesa o suspendidas, las plantas en un medio líquido y transparente atraen por la sensación etérea que brindan. Y pueden, además de su liviandad, lucir como primera etapa experimental en la multiplicación por esquejes. Un toque visual muy interesante.
No podemos omitir a aquellas que conquistaron las paredes de nuestros ambientes, como superficies completamente verdes, toque distintivo de construcciones y decoraciones contemporáneas en recibidores de departamentos, en los cuales el jardín aparece en el plano vertical y ya no en el horizontal al que estamos acostumbrados. *
Garden Club Argentino - Stella Maris Grimoldi – Comisión de Comunicaciones y Redes.