¿Exceso de grasa corporal = déficit de vitamina D?

La relación entre el déficit de vitamina D y los problemas óseos de raquitismo y osteomalacia se conoce desde hace años. No obstante, cada vez existe más evidencia científica que asocia dicho déficit con el aumento de masa adiposa, la resistencia a la insulina, el síndrome metabólico y el cáncer, entre otras.

¿Exceso de grasa corporal = déficit de vitamina D?


La vitamina D es una pro-hormona que surge de la exposición solar del 7-dehidrocolesterol, presente en las células de la piel. En el hígado, se transforma en 25(OH)D para después, en los riñones, convertirse en su forma activa: el calcitriol o 1,25(OH)2 D.

Según un estudio realizado a 76 niños durante su periodo de pubertad, el aumento de triglicéridos, insulina y HOMA-IR, y la disminución de QUICKI se asociaron significativamente con la reducción de 25(OH)D. Estos resultados sugieren que los cambios parecen estar asociados con un efecto sobre los niveles de 25(OH)D durante la pubertad, especialmente en niños con sobrepeso. (1)

Hablamos de déficit de vitamina D cuando los niveles de 25(OH)D son inferiores a 30 ng/ml, existiendo una deficiencia grave cuando éstos caen por debajo de 10 ng/ml. Cuando los niveles se sitúan entre 20 y 30 ng/ml se habla de insuficiencia y puede tratarse por medios no farmacológicos: exposición solar controlada y consumo de alimentos ricos en vitamina D (lácteos enteros, pescados grasos y huevo).

 

Dado que existen receptores de vitamina D a lo largo de todo el organismo, su déficit se ha relacionado con un sinfín de enfermedades. Hoy, lo vinculamos a la obesidad, como consecuencia del confinamiento durante la pandemia de Covid: menos movimiento, más comida y menos sol. 

 

La vitamina D, al ser liposoluble, es “secuestrada” por las células grasas (adipocitos). Como vemos en el gráfico, a mayor masa corporal, mayor es el déficit de vitamina D. Entonces, las personas con obesidad necesitan de dos a tres veces más vitamina D para tener las mismas concentraciones que la gente delgada. 

En estudios realizados con animales, en los que se empleó un modelo de obesidad pre-Diabetes 2, inducida por una dieta rica en grasas, un aumento en la ingesta de vitamina D retrasó el desarrollo de la diabetes tipo 2 y la adiposidad, y se asoció con mejores marcadores sanguíneos de diabetes, y un estado nutricional y hormonal de vitamina D (5). Al perder grasa corporal, las concentraciones de dicha vitamina aumentan, ya que los adipocitos liberan la que tenían “secuestrada” en su interior. 

La vitamina D tiene mayor biodisponibilidad cuando la obtenemos a través del sol (al menos 15 minutos de exposición), que cuando lo hacemos mediante el consumo de alimentos (se calcula que solo se absorbe el 50% de la vitamina ingerida). Los alimentos que favorecen al desarrollo de la vitamina D son, primero, los pescados (especialmente el aceite de hígado de bacalao). Además, la yema de huevo, los lácteos y los champiñones.

Como conclusión, es importante chequear los niveles de vitamina D en laboratorio, y si es necesario, suplementar con la supervisión de un médico, debido a que también debemos controlar una posible hipervitaminosis (tener en cuenta que es una vitamina liposoluble). La toxicidad por vitamina D es tan grave como su déficit. 

Si hay sobrepeso u obesidad, suplementar con el asesoramiento de su médico y hacer un plan de alimentación con el ejercicio físico adecuado para bajar de peso. De este modo, se favorece la biodisponibilidad de vitamina D.* 


Texto: Lic. Carolina Pezzone, nutricionista (MN 4961)

www.semanalight.com

Consultorios:

Centro médico Alfa, entrepiso (Av. Corrientes 1296, CABA).

Centro médico K41 (Acceso Oeste, km. 41, La Reja, Zona Oeste. Tel.: 1151356037).





Fuentes:

1)https://www.elsevier.es/es-revista-endocrinologia-nutricion-12-articulo-deficit-vitamina-d-obesidad-S1575092211003949

2) E. Ford, U. Ajani, L. McGuire, S. Liu. Concentrations of serum vitamin D and the metabolic syndrome among U.S. adults. Diabetes Care, 28 (2005), pp. 1228-1230 Medline.

3) N. Binkley, R. Ramamurthy, D. Krueger. Low Vitamin D status: definition, prevalence, consequences, and correction. Endocrinol Metab Clin N Am, 39 (2010), pp. 287-301 Medline.

4) A.C. Ross, J.E. Manson, S.A. Abrams, J.F. Aloia, P.M. Brannon, S.K. Clinton, et al.

The 2011 report on dietary reference intakes for calcium and vitamin D from the institute of medicine: What clinicians need to know.

Clin Endocrinol Metab, 96 (2011), pp. 53-58 http://dx.doi.org/10.1210/jc.2010-2704 | Medline

5) https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26876815/ https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29685623/

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