Si bien hoy por hoy se respeta al 100% el deseo de la madre a dar o no de mamar, la lactancia ocupa un rol clave en la crianza, no solo por los innumerables beneficios a nivel alimenticio, sino también por ser un gran facilitador del vínculo mamá-bebé.
“El acto de amamantar promueve el contacto inmediato y el apego seguro. Son reiterados encuentros en los cuales hay intercambios de miradas, de todos los sentidos: contacto piel a piel, olores, escuchar la voz de la mamá y las devoluciones que el bebé le va haciendo a lo largo de sus procesos madurativos. Todos estos intercambios favorecen ese vínculo estrecho que será una inversión para toda la vida”, explica la Lic. Constanza Romano Latorre, puericultora y madre de cuatro.
Pandemia y lactancia
En medio de este contexto de pandemia, hostil para muchos aspectos de la crianza de los hijos, el acto de lactar no requiere de ningún cuidado diferente al que se recomienda para todas las personas: “la madre debe usar tapabocas, estar resguardada en espacios abiertos, no estar encerrada sin ventilación, y lo mismo al momento de cuidar a su bebé”, expresa la Lic. Romano Latorre.
Sin embargo, el cuidado esencial debe apuntar al estrés que la pandemia puede ocasionar en la madre y en los integrantes del grupo familiar. “Los nervios o la angustia pueden causar que la mamá produzca menos leche, por eso es clave la contención, así ella podrá contener también a su bebé. Si la madre está más tensa o estresada, no libera tanto la hormona oxitocina, una de las encargadas de la eyección de leche. La mamá al estar angustiada puede tener una posible hipogalactia secundaria -bebés incapaces de realizar una buena extracción de leche materna, permaneciendo el pecho medio lleno y disminuyendo por ello el estímulo para producir más-, que no es por un motivo fisiológico u orgánico, sino puramente por su estado de ánimo”, agrega la especialista.
Más allá del cuidado emocional de la madre, por estos días, el escenario más temido al momento de amamantar es el contagio del Covid. La puericultora explica que “por el momento no hay evidencia científica de que el virus se transmita a través de la leche materna, razón por la cual no está indicada la interrupción de la lactancia, todo lo contrario. Además, la leche materna protege al bebé de enfermedades respiratorias y de otras afecciones, por lo que lejos de ser un riesgo, es un beneficio”.
Como agente de la salud, Romano Latorre recomienda las siguientes medidas generales de precaución al momento de encarar el amamantamiento en caso de Covid positivo:
- Higiene de manos antes de tocar al bebé.
- Desinfectar los objetos que haya tocado.
- Usar tapabocas.
- Limpiarse el pecho, si es que tosió o estornudó con el pecho descubierto.
Vale resaltar que, también puede ocurrir que la mamá no se sienta bien o no tenga la fuerza necesaria para amamantar, entonces sí se recomienda la extracción de leche, y recurrir a la lactancia diferida con biberón, gotero o jeringa, de este modo la madre podrá continuar con la estimulación para la producción de leche.
La mamá que amamanta presta generosamente mucho de su ser, de su disponibilidad, tanto física y mental como emocional, es un acto de gran entrega.
Lactancia entre cuatro paredes
Dentro de todo el mar de emociones y situaciones que trajo la pandemia, hubo una que afectó de sobremanera a muchos: el encierro. Si bien muchos dirán que el hecho de no poder salir no tendría por qué alterar el amamantamiento, esta situación de falta de libertad trae aparejados algunos inconvenientes a la hora de ejercer la lactancia. “El encierro afectó a la falta de apoyo, afecto, sostén, el poder estar con seres cercanos que cuiden afectivamente a la madre y la falta de contacto estrecho con profesionales de la salud, porque esto se vio restringido. La mamá se sintió más sola y la imposibilidad de salir genera sentimientos encontrados, entre la alegría del nacimiento, y el agobio y el cansancio”, comenta la puericultora antes mencionada al respecto.
Sin embargo, hay que reconocer que hay una clara diferencia de escenarios entre una madre primeriza y una madre con más hijos, al momento de encarar la lactancia de un recién nacido en el contexto de encierro. La experta afirma que ambas sacan algo positivo de esta situación. “La mamá primeriza necesita más apoyo y más información, pero puede dedicar todo su tiempo exclusivamente al recién nacido. La mamá que tiene más hijos ya pasó por esto, si le fue bien en sus lactancias anteriores, esto la va a ayudar, y si no fue así, hay que estar atenta como puericultora, para apoyarla y que esto no la mal predisponga, todo se puede revertir”, dice la Licenciada.
Además, según explica la experta, la madre que tiene más hijos está más atareada y tironeada por tener que cumplir con cada uno de sus niños, sumado a la situación de restricción de la escolaridad. No hay que olvidar la extrema demanda física, mental y emocional que implica el cuidado de un recién nacido, con lo cual para poder afrontar todo este escenario en un contexto de cuarentena, es imprescindible la red de sostén o una pareja o figura presente que la ayude con todo el resto del ámbito familiar.
De la panza a casa
Si bien la cuarentena en muchos aspectos fue negativa, según la experiencia de muchas madres que parieron durante el encierro, en general, fue más lo que las favoreció. “Al momento del parto y la internación en la clínica, fue bueno y malo, ya que como no podía venir nadie, estábamos súper tranquilos. El lado negativo fue que el hermanito no la pudo conocer de entrada. Estando en casa todo fue mejor, también por la tranquilidad, aunque lo negativo fue que no podías ni ir al médico si hacía falta”, relata Mercedes (36), mamá de Valentina.
“En mi caso fue positivo, nos ayudó un montón, teniendo en cuenta que fue nuestra primera hija, poder estar los dos juntos en casa, con mi marido las 24 horas. Fue lindo estar los tres, conocernos, sin que mi marido haya tenido que volver a la oficina y haya podido estar, desde el nacimiento, todos los días con la beba. El aspecto negativo fue que al momento del parto, las semanas previas estaba ese miedo al contagio de Covid, por todo el protocolo que eso implicaba, pero afortunadamente no pasó”, cuenta Catalina (31), mamá de Olimpia.
“Por mi experiencia clínica atendiendo como puericultora, muchas están agradecidas de haber podido tener ese tiempo de intimidad con su pareja y el bebe recién nacido, sin interferencias de visitas ni opiniones, y viviéndolo como un periodo de adaptación”, afirma Constanza.
“Cuarentenials”
Mucho se escuchó hablar del término “cuarentenials”, en referencia a los bebés nacidos en dicho contexto, o que tenían poquitos meses o semanas cuando empezaron las restricciones. La Lic. Romano Latorre explica que las necesidades básicas de un bebé son la cercanía con sus figuras de apego; papá, mamá o el cuidador principal, a través de las caricias, de darle los cuidados esenciales; cariño, alimentación y estímulos, lo cual si bien en la pandemia no se alteró, lo que sí se vio afectado fue el estado de ánimo de sus padres, por el estrés del contexto*.
Mini bio Constanza Romano Latorre
Es puericultora universitaria (UNSAM-FDLM). Además, es Licenciada en Cs. de la Comunicación (UBA) y Técnica Universitaria en Publicidad (FAECC). Actualmente, brinda talleres LECI de comunicación interpersonal y trabaja como puericultora en el CAFyS Juana Manso (Tigre) y de forma particular.
Constanza fue docente de la carrera de Puericultura y Crianza en la UNSAM- FDLM, trabajó en la guardia de Fundalm y en CEMIC Saavedra en internación conjunta.
Nació en Buenos Aires en 1967, está casada con Ignacio Latorre y es mamá de cuatro.
FUENTE:
Entrevista a la Lic. Constanza Romano Latorre.
Más información: @costi.puericultora / costi.pueri@gmail.com