El alcohol, al ser consumido, se absorbe rápidamente en el cuerpo, con el 20% siendo absorbido inmediatamente y el 80% metabolizado en acetaldehído a través de la enzima alcohol deshidrogenasa. Este proceso daña las células hepáticas (hepatocitos) y las neuronas, con consecuencias a largo plazo. El glutatión juega un papel clave en la metabolización del acetaldehído, pero un hígado saludable es esencial para su funcionamiento óptimo. Mantener un peso adecuado y hábitos saludables es crucial para prevenir daños adicionales.
El consumo de alcohol induce estrés oxidativo en el cuerpo, generando especies reactivas de oxígeno (EROS) y agotando el NAD, una molécula protectora del envejecimiento, lo que puede acelerar el envejecimiento prematuro. Además, el alcohol proporciona calorías vacías y no aporta valor nutricional, lo que, combinado con su efecto de intoxicación en el cuerpo, contribuye al envejecimiento prematuro y la deshidratación.
El concepto de "efecto hormético" sugiere que un consumo moderado de alcohol puede activar procesos de reparación en el cuerpo. Sin embargo, es importante utilizar esta estrategia con moderación y con fines reparadores.
El alcohol desencadena un desequilibrio hormonal al aumentar el cortisol, lo que promueve la acumulación de grasa y la pérdida muscular, así como eleva la insulina y afecta las hormonas sexuales, lo que puede tener un impacto negativo en la calidad de vida.
El alcohol también afecta negativamente el cerebro, disminuyendo la adrenalina y la noradrenalina, aumentando inadecuadamente el GABA y desensibilizando la dopamina, lo que puede dar lugar a síndrome amotivacional y problemas de memoria. Además, daña la microbiota intestinal y aumenta la permeabilidad intestinal, lo que empeora el control del azúcar en sangre.
Para mitigar el daño causado por el alcohol, se pueden seguir estas pautas:
- Elegir bebidas alcohólicas con moderación, prefiriendo opciones como el vodka o el gin sobre las que contienen carbohidratos y alcoholes dañinos como la cerveza.
- Consumir cantidades pequeñas de alcohol.
- Mantenerse hidratado, bebiendo un vaso de agua por cada trago de alcohol.
- Evitar el uso de paracetamol, ya que utiliza las mismas enzimas hepáticas que el alcohol.
- Incluir alimentos ricos en antioxidantes en la dieta antes de beber alcohol, como la cúrcuma y el té verde.
- Evitar el consumo de azúcar.
- Incorporar alimentos ricos en colina, como los huevos.
- Realizar micro entrenamientos.
- Considerar el uso de suplementos naturales como el glutatión, silimarina, vitamina C, clorella, esquizandra, zinc, B9, B12 y acetilcisteína.
Texto: Dra. Carina Bracalente
IG: @dracarinabracalente
Máster en Ciencias de la salud con especialización en nutrición y bienestar, y concentración en hormonas y reposición hormonal. Mn 89496