Proyectar nuestra salud

La actividad física como instrumento para llegar a nuestro mejor estado.

Proyectar nuestra salud
Estamos acostumbrados a mencionar que para lograr resultados a mediano y  largo plazo tenemos que tener un PROYECTO; siempre asociamos proyectos más al plano laboral, de negocios, de inversiones, incluso puede ser que digamos de vida, pero es muy raro escuchar hablar de proyecto cuando hablamos de invertir en nuestra salud.
Hoy abordaremos este tema y te mostraré que puede ser posible hacerlo para la actividad física personal.
Empecemos por lo primero, la definición de proyecto dice:
"Un proyecto  es una planificación que consiste en un conjunto de objetivos que se encuentran interrelacionados y coordinados, en general se evidencia que la razón de dicho proyecto es alcanzar resultados o metas específicas dentro de los límites establecidos previamente".
Mucha gente hace actividad física y busca estar mejor de salud a través de ella, pero ¿la abordan como una proyección, con objetivos establecidos, con controles y con revisiones de resultados?

Revisemos esto.
El punto de partida es tomar conciencia del abordaje del tema. La idea no es irse a los extremos pero ¿está en tu orden de prioridades la salud y el bienestar? 
A continuación tomaremos 5 pasos que son comunes para el desarrollo de todo proyecto y te contare  que podemos adaptarlo a las necesidades físicas, si en algún pasaje no te encontrás seguro, buscar un especialista que te ayude es una buena decisión.

Punto 1. Inicio: Parte crucial para comenzar. Preguntarse hasta dónde queremos llegar y con qué herramientas vamos a contar para desarrollarnos,  como ya te dije; ser consciente de que esto te traerá beneficios a la salud. Es el momento de comunicarlo a nuestro entorno de que vas a encarar un proyecto para tu bienestar.
Punto 2. Planificación: Es una etapa difícil pero motivante porque podrás delimitar los días y tiempos que vas a realizar las tareas, de qué manera, si pedirás ayuda, qué herramientas tenés y dónde. Debes de establecer los objetivos y en qué tiempos los vas a lograr. Hay que comprometerse y ser realistas con ellos. Es marcar la hoja de ruta.
Punto 3. Ejecución: En base a lo planificado, hay que comenzar las tareas y  controlar el ritmo de las ejecuciones, si las cargas son las adecuadas, si es necesario adaptar los distintos entrenamientos para obtener mejores resultados, siempre sin salirse de tu idea original. En esta etapa entran en juego la retroalimentación de las motivaciones, los incentivos para seguir y no quedarte en el camino, tener paciencia y ser flexibles si hay que modificar alguna parte del entrenamiento para ser más efectivos.
Punto 4. Seguimiento y control: no basta solamente quedarte con sensaciones, es importante anotar tiempos, distancias realizadas, cantidad de ejercicios, para tener información objetiva del proceso de entrenamiento, así podrás tener datos ciertos para realizar si es necesario modificaciones.
Punto 5. Cierre: Entras en el análisis sincero con vos mismo para sacar conclusiones de cómo estas, de cuánto hiciste, si alcanzaste los objetivos, si podés colocar nuevos  para continuar.

¿Es mucho? Pensá que es la base de tu salud, y que si lo tomas con seriedad y proyección será parte de tu vida transformándose en tus hábitos. 
Te invito a que definas tu proyecto más importante!!!

Lic. Daniel Cinti
IG: @dani_cinti

 

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