Diplomacia y teatro, juntos por el medio ambiente

Un arduo debate diplomático sobre el Cambio Climático

gestionado en las Naciones Unidas por un argentino, deja

huella en la historia e inspira hoy una obra de teatro en Nueva

York. La conexión inesperada entre el embajador Raúl Estrada

Oyuela y el actor Jorge Bosch demuestra que, cuando el arte y

la diplomacia se encuentran, pueden transformar el mundo.

Diplomacia y teatro, juntos por el medio ambiente

Texto: Luz Marti


La COP (Conferencia de las Partes) es el órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un encuentro internacional que se lleva a cabo anualmente desde 1995, con representantes de casi todos los países del mundo para evaluar acciones globales frente al cambio climático y guiar la cooperación entre las partes, distinguiendo entre países desarrollados y países en desarrollo.


La COP3 (1997, Kioto) constituyó un antes y un después en esos encuentros: gestionada por el embajador argentino Raúl Estrada Oyuela, que, con su convicción y enorme trabajo diplomático, logró que 198 países firmasen lo que se llamó el Protocolo de Kioto, primer acuerdo vinculante para reducir las emisiones del efecto invernadero, en defensa de nuestro planeta.


—Tenés que conocer a mi amigo Jorge Bosch que está en Bs. As. — me escribió una querida amiga española. —Le he dado tu número para que queden.


Así, con ese mensaje brevísimo y sin mayores explicaciones, entré al mundo del teatro y de las grandes decisiones diplomáticas.


Diplomacia y teatro, juntos por el medio ambiente


Yo solo sabía que Jorge Bosch es un actor español, al que, años atrás, había visto trabajando en Invencible, en un teatro de Madrid. Más allá de eso, nada.


Me imaginé que Jorge habría venido a Buenos Aires por trabajo y que ella, como siempre, tejía redes de amigos por el mundo. Me equivoqué. Jorge había venido hasta acá aprovechando unas breves vacaciones, pura y exclusivamente para conocer a Raúl Estrada Oyuela, a quien interpretó en Londres en la obra Kyoto, en la que hoy vuelve a brillar en el escenario del Lincoln Center de Nueva York.


¿Qué clase de personaje es un diplomático argentino para ser protagonista de una obra de teatro escrita por dos ingleses? ¿Qué había visto Jorge Bosch en él para aprovechar sus vacaciones solo para conocerlo?

Nos citamos en el mítico Florida Garden para una charla chispeante, llena de reflexiones interesantes y de humor.


Kyoto: del protocolo al escenario

Me contó acerca de Kyoto, la obra producida por la Royal Shakespeare Company y escrita por Joe Robertson y Joe Murphy, con investigación profunda y la constante asistencia de científicos y ambientalistas, así como la del mismo Estrada Oyuela.


Enfocada como un thriller político, dramatiza los tensos debates previos a la firma del acuerdo climático de la conferencia de Kioto en 1997, representada en una sala teatral convertida en su totalidad en un recinto de las Naciones Unidas, donde el público se siente, también, protagonista. Estrenada en Stratford-upon-Avon en 2024, debido a su éxito, se trasladó al West End de Londres por una temporada antes de estrenarse nuevamente en Nueva York hace un mes.


Diplomacia y teatro, juntos por el medio ambiente


—Interpretar al hombre que había explicado “No se trataba de imponer acuerdos, sino de construir confianza”, me hizo desear conocer a Estrada Oyuela, necesitar que ese hombre tan capaz —mi personaje— me contase personalmente lo que sintió durante las sesiones interminables previas a la firma del acuerdo, y me relatara la variedad de recursos que ideó para convencer a muchos de los asistentes en medio de tensiones políticas —dijo Jorge Bosch.


¿Cómo fue el encuentro?

—Raúl es un hombre serio, comprometido con su labor diplomática y familiar. Ya habíamos hablado mucho por teléfono y, poco después, nos sentábamos a charlar sobre diplomacia, teatro y ecología. Descubrí no solo a un sabio humilde y lúcido, sino a un hombre paciente, a un revolucionario respetuoso y tenaz, convencido de que uno de los mejores legados que podemos dejar es un planeta limpio para todos.

Días después, y gracias a su intermediación generosa, yo estaba sentada frente al diplomático argentino que, con su habilidad de integrar derecho, política, economía y ciencia ecológica, colaboró en sentar las bases del derecho ambiental moderno y demostró cómo la diplomacia puede ser una herramienta poderosa para enfrentar desafíos globales como el cambio climático.


Yo no fui el creador de la COP ni el artífice de nada. Soy un profesional de la negociación que, cuando el tema me entusiasmaba y me gustaban las instrucciones de mi gobierno, encontraba las fórmulas adecuadas para conseguir apoyo de todos.


—En 1989 me dieron funciones en organismos internacionales a cargo de los temas ambientales. Yo no sabía lo suficiente para hacer una exposición, pero me advirtieron: “tiene un mes para prepararse”. Busqué quien me pudiera enseñar y encontré al doctor Osvaldo Canziani que me educó en la materia. Fui a la India a cumplir con mi tarea. Como los demás sabían menos que yo, quedé como un experto —explica con una sonrisa.


¿Cómo se llegó a la firma del Protocolo de Kioto?

—En 1989 se convocó la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que se realizó en junio de 1992 en Río de Janeiro. Ese grupo debía iniciar su trabajo en el primer bimestre de 1991 en Brasil. El gobierno me designó para ser jefe de la delegación argentina que presidía Jean Ripert, excelente funcionario francés. A mí me tocó ser uno de los cinco vicepresidentes.


—Ripert se retiró y yo fui elegido para reemplazarlo como presidente del INC (Comité Intergubernamental de Negociación) hasta que pudimos realizar la primera COP en Berlín a fines de marzo de 1995, con largas negociaciones que terminaron acordando que fuera yo quien presidiera la gestión de ese comité que se dio en llamar “Grupo del Mandato de Berlín”. Después de mucho trabajo y de varias instancias, el 11 de diciembre de 1997 aprobamos el Protocolo de Kioto, que fue abierto a la firma de los Estados el 16 de marzo de 1998, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.


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Brujula Seguridad

El legado continúa

¿Cómo ve usted la defensa del medio ambiente?

—La preservación del medio ambiente puede entenderse como uno de los derechos humanos: el derecho de todos a gozar de un entorno sano y limpio, sin contaminación. Es fundamental transmitir a nuestros hijos, nietos y a las generaciones venideras la necesidad de comprometerse con su defensa como una forma de justicia intergeneracional y protectora de bienes comunes —responde Estrada Oyuela, padre de 8 hijos, abuelo de 17 nietos, bisabuelo de 8.

—Los estados tienen que ser diligentes, es decir, tomar medidas y adoptar legislaciones que se adecuen a la protección del medio ambiente y crear políticas que protejan a sus habitantes de las emanaciones tóxicas que deterioran su salud —agrega.


Su experiencia con ese inmenso trabajo diplomático pasa, de repente, al teatro. ¿Qué le pareció que un hecho tan importante en su vida se viera reflejado en un escenario?

—No he visto la obra, pero me resulta extraño y, a la vez, interesante pensar que todo ese tiempo de lucha vivido en Japón, en el que mi esposa me acompañó con tanto apoyo, hoy se refleje en una obra de teatro.

—Es esperanzador pensarlo como una nueva manera de ayudar a despertar conciencias para sumar gente que trabaje en silencio por el bien de todos, en estos temas tan vitales.


¿Modificaste en algo tu personaje después de haberlo conocido personalmente?

—Hubo cambios, sí, pero son sutiles, más internos, más míos que ostensibles. Lo noto yo, los directores y el elenco. No siempre existe el personaje que interpretamos. Este fue un caso muy especial —contestó Jorge Bosch.


¿Hubo repercusiones en las ONG ocupadas del tema ambiental?

—Sí, las ONG y algunos de los integrantes de las Naciones Unidas han venido al teatro y están encantados. Quieren invitar al actual Secretario a ver la obra porque la encuentran una forma importante de divulgar su trabajo en un campo tan complicado como el del cambio climático.


Diplomacia y teatro, juntos por el medio ambiente


Hoy, Bosch siente que ha enriquecido su interpretación del diplomático, mientras que Estrada Oyuela, jubilado e incansable, inspirado en la Encíclica Laudato Si, del papa Francisco —que considera al deterioro ambiental como una crisis moral y espiritual— participa ad honorem con un grupo de vecinos de La Boca en propuestas para el saneamiento del Riachuelo.


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