Como ya sabrán, si hay algún nutriente al cual se le tiene mucho miedo son los carbohidratos.
Dentro de este grupo están: pan, galletitas, cereales, pasta, arroz, masas, etc. El pan es uno de los alimentos más temidos y uno de los primeros que todos dejan cuando quieren bajar de peso. Por eso, cuando nos estamos cuidando, desayunar tostadas y almorzar un sándwich nos parece un exceso.
En las imágenes hay dos opciones de desayuno y almuerzo.
>> OPCIÓN 1: Desayuno: leche + cereales + fruta Almuerzo: carne + arroz + vegetales
>> OPCIÓN 2: Desayuno: leche + pan + fruta Almuerzo: carne + pan + vegetales
Sabían que al usar equivalencias...
...el desayuno con cereales aporta la misma cantidad de kcal y carbohidratos que el desayuno con pan?
...el almuerzo con arroz aporta las mismas cantidades de kcal y carbohidratos que el almuerzo con pan?
Entonces, si en cuanto aporte de kcal y carbohidratos son exactamente iguales, ¿por qué la opción 1 nos parece que está bien y la opción 2 nos parece que engorda? Por el hecho de que el pan es pan y “en teoría” comer tanto pan engorda...
Les cuento que el cuerpo no distingue alimentos, sino nutrientes. Por eso, no es capaz de darse cuenta si las kcal y los carbohidratos que aportamos fueron de cereales, de arroz o de pan. ¡Por eso, es lo mismo!
Dejemos de sentir culpa al desayunar tostadas y almorzar sándwich, y razonemos que sería lo mismo que desayunar cereales y almorzar arroz. ¡Basta de satanizar al pan por el hecho de ser pan!
La Lic. Carolina Pezzone de Semana Light nos comparte los secretos de un plato saludable.
¿Ya empezaron las clases hace rato y todavía no te podés organizar con los almuerzos para el colegio?
Esmeralda Veth, radicada en Argentina, convirtió su gusto por la cocina y su interés por la ciencia en una investigación acerca de los tipos de alimentos que pueden ayudar a enfermos de cáncer y de otras dolencias crónicas. Atacar o modificar su enfermedad desde una alimentación saludable y sabrosa, basada especialmente en plantas, es su cruzada constante.
Desde los 30 y sobre todo a partir de los 50 años, nuestro cuerpo y nuestra mente empiezan a dar señales de envejecimiento. Si no hacemos algo para frenar o ralentizar este proceso, indefectiblemente, en los tiempos que corren, con la modernidad y todas las noxas que nos rodean, es inevitable que envejezcamos prematuramente.
