Viajar por una misma: el arte de psicoaventurarse

La mitad de la vida: crisis o despertar

Para Xime, la mediana edad no es una despedida, sino un umbral. La crisis puede convertirse en una oportunidad evolutiva si se atraviesa con aceptación, autenticidad y dignidad.

“En esta etapa ya hicimos los deberes, ahora nos toca a nosotras”, dice, rescatando la idea de un empoderamiento amoroso, más hacia adentro que hacia afuera.

Los grandes portales femeninos

Su mirada reconoce tres pasajes fundamentales en la vida de las mujeres:

• Hacerse mujer
• Convertirse en madre
• Atravesar la menopausia

Cada cierre es también una apertura, y la vejez puede transformarse en una época de trascendencia y ejemplo para las generaciones siguientes.

Psicoaventurarse: un viaje hacia lo propio

Para ella, psicoaventurarse significa desarmar personajes, romper imágenes y animarse a mirar los recovecos desconocidos de una misma.

“Es un viaje a veces duro y a veces inmensamente bello, con un solo fin: encontrar el sentido de la vida. No ser espectadora, sino actriz del propio camino”, afirma.

Xime organiza espacios de reflexión para mujeres en la mitad de la vida. No son clases ni terapias, sino encuentros donde la energía proviene de las participantes mismas. Allí se descubre que los grupos funcionan como un sostén: cada una aporta y todas crecen.

El cuerpo como territorio de autoconocimiento

Desde niña bailarina, considera que la danza es una vía privilegiada para conectar con el cuerpo y con el mundo. También propone reconocer que la energía ya no es la misma y escuchar al cuerpo cuando pide silencio, pausa o cuidado.

“La libido, la agenda, la capacidad de sostenerlo todo… cambian. Pero en vez de ser una pérdida, puede ser una guía para vivir con mayor consciencia”, explica.

La propuesta de Xime no se limita a lo racional. Integra recursos como la astrología y el tarot, entendidos como lenguajes simbólicos que despiertan creatividad, intuición y juego. “Son imágenes que disparan interpretaciones y liberan la fantasía, sin caer en lo rígido o excesivamente intelectual”, cuenta.

Prepararse para lo que viene

Muchas mujeres llegan a los 50 con miedo: nido vacío, menopausia, arrugas, canas. Sin embargo, para Xime, la vida se alarga y ofrece más posibilidades que nunca.

“Se trata de despedirse de algunas cosas, aceptar otras y entusiasmarse con lo que toca. Prepararse para la vejez es un acto de inteligencia frente a lo inevitable: vivir esa etapa con plenitud depende de cómo la miremos”.

Coraje, autenticidad y curiosidad. Ese es el espíritu con el que Xime invita a psicoaventurarse: un viaje hacia adentro que, lejos de ser un final, puede convertirse en el comienzo más luminoso.