Lo que para muchos jóvenes comenzó como una diversión en las redes, una manía por mostrarse y generar impacto, en la actualidad requiere profesionalismo, perseverancia y mucha personalidad. Delfi Ferrari es un ejemplo de eso. Ella es una experta en las redes y sabe cómo hacer marketing de su propia marca, que es ella misma, generando tendencia. En Instagram ya tiene 214 mil seguidores y lo logró con lo que toda influencer/fashionista tiene que tener: belleza e inteligencia. Porque ser influencer hoy es un trabajo. Elegir un perfil propio, saber cuándo subir un post o cómo vender un producto, sin que parezca una publicidad avasallante, no es una cosa sencilla.
Delfi comenzó su carrera digital en la moda, con un look chic y casual. Después se fue perfeccionando en su estilo de vida: alimentación sana y running, condimentos indispensables para mantenerse en forma, cuerpo y espíritu. Sobre esto da consejos en el mundo virtual, con posteos relacionados a carreras, mara-tones y platos saludables y verdes. Lo destacable es que además de todo esto nunca deja de entrenar su cerebro. Está haciendo un Postgrado en la Universidad Austral y no se cree el cuento de la fama. Ella sabe que, hoy por hoy, un título universitario es tan importante como una figura espigada. Así, en el mundo 2.0, esta joven no incursiona por el camino de la publicidad tradicional: muestro un yogurt y digo ¡qué rico! Sino que apuesta a mostrar los productos desde un costado más real, cercano a la gente común, y no ligado a la perfección. Eso la hace creíble. Y la vuelve tendencia, cosechando likes y comentarios de sus seguidores. Quizás porque tiene un espíritu bien terrenal. “Lo que existe en la web son personajes... no vayan a creer que todo es tan perfecto y mágico”, advierte a las amigas que la consultan sobre la fórmula del éxito. Haciendo uso de su formación y su capacidad de liderazgo ella decidió convertirse en su propia Brand Manager, nadie mejor que ella misma para manejar sus intereses. Gran parte de sus saberes los obtiene de los viajes, que siempre le aportan una mirada enriquecedora de las distintas culturas. “Yo le encuentro magia a viajar sola -cuenta Delfi-. Empecé a hacerlo cuando me fui a estudiar a Barcelona y ahí le encontré el gustito. Cuando uno viaja solo se encuentra con sí mismo. Tiene tiempo para pensar y absorber buenas energías”.
Una influencer de cuerpo y espíritu. Bella y también brillante.