A la vez, los modelos pasados poco pueden ser traspolados en esta época tan diferente en la que vivimos. Muchas veces, nos encontramos sumergidos en una lucha entre lo aprendido y lo que nuestros hijos necesitan hoy para su educación. Por ejemplo, deseamos que puedan expresar lo que sienten sin problema, pero nosotras muchas veces nos encontramos justificando nuestras acciones por temor a quedar mal. Somos madres de hoy con enseñanzas del pasado, que no resultan tan eficientes en el mundo actual. Así avanzamos, a veces sentimos que estamos paradas sobre terreno poco firme en esta trascendente labor para la cual no fuimos capacitadas, y deseamos preparar a nuestros hijos para una vida en continuo movimiento y llena de incertidumbre.
Si bien hoy contamos con mucha más información y con una gran oferta de talleres, libros y cursos, entre otros; que nos acercan ideas, estrategias y herramientas para los temas que nos preocupan, aun así, los desafíos que los niños presentan nos interpelan, porque para afrontarlos, muchas veces, necesitamos desarrollar nuevas habilidades.
Por eso, frente a un mundo en el que la información abunda y está al alcance de un clic, deberíamos encontrar el verdadero rumbo de nuestra vida en nuestro interior, en nuestros valores, y en lo posible, en nuestra realidad, que puede ser diferente a la de otra madre que vemos en las redes sociales.
¿A qué le doy más importancia en este momento de mi vida? ¿Qué valores son esenciales en mi familia? ¿Te lo pusiste a pensar alguna vez? Si no lo hiciste, este es un buen momento para reflexionar. ¿Qué rumbo quiero darle a mi crianza? ¿Qué huella quiero dejar en la memoria y en la vida de mis hijos? El vínculo que quieras construir tiene que estar en sintonía con cómo vas a responder a los desafíos que te presentan tus hijos y su crianza. Cuando logres tener clara esa visión a largo plazo, podés buscar en el afuera aquellas herramientas y conocimientos que te resuenen.
El ritmo de vida actual hace que, sin darnos cuenta, vivamos en piloto automático, sin darnos el tiempo para pensar y conversar con otras madres sobre la misma maternidad, lo que nos lleva a sentirnos solas o a pensar que nadie nos entiende ¿Te suena? Conversar y saber que no solo a una le pasan esas cosas, alivia. Nos abre a otras percepciones y formas de abordar una situación, y eso nos puede ayudar.
No existen recetas mágicas. Es muy importante que todo lo que aprendas lo adaptes a tu familia, a su funcionamiento, a tus costumbres, a tu forma de pensar, a tus valores y creencias, para sentirte segura en cada paso que des, porque esa seguridad que logres será la única certeza que tengas en el asombroso camino de la maternidad.*
EntreMadres Club
Vanesa Gómez- Psicopedagoga
Romina Caneva - Counselor
Natalia Guerendiain - Psicóloga