Son las tres de la tarde. Una niña espera con su madre en la sala de espera del pediatra para una revisión de rutina. Tiene apenas cinco años. Sentada en una de las sillas, sus pies se balancean sin tocar el suelo. El consultorio, ubicado en la casa del médico, es una casona francesa con detalles refinados: escalera de mármol, puertas de roble, vidrios biselados y detalles de bronce brillantes. Mientras espera, la niña imagina: “Si este fuera mi dormitorio, ¿qué muebles le pondría?” “Si fuera un cuarto para jugar, ¿de qué color pintaría las paredes?”
La niña es Claudia Adorno, hoy una de las mayores referentes argentinas en tiendas de decoración, ganadora del premio al mejor local de su rubro en Argentina en la Feria de Chicago.
Encuentro en la Cafetería. Nos encontramos en una cafetería cerca de su local en Paseo Alcorta. Llega decidida, impecable, como siempre, con su corte de pelo rubio y sus ojos de un celeste clarísimo. Hace veintiséis años que lanzó su marca, aprendiendo a comprar en ferias de todo el mundo, imaginando productos que enamoraran al público, diseñándolos ella misma y hasta produciendo sus propias telas para almohadones y tapicería.
Claudia, una trabajadora incansable y activa, antes de dedicarse a la decoración, estuvo en el rubro textil, fabricando uniformes corporativos para grandes empresas. Después de su segundo matrimonio, impulsada por su marido, cambió al rubro de la decoración con tal entusiasmo y buen ojo que, hoy en día, él y parte de la familia la acompañan en su empresa de cerca de setenta empleados. Se dividen los roles, viajan juntos y se encargan de sus tres locales: Unicenter, Paseo Alcorta y Montevideo, además de la importante venta a negocios del interior del país.
Rutina y Vida Personal. Los días de Claudia comienzan muy temprano. Después de ponerse al tanto de las novedades de su trabajo en casa, recorre los locales de Buenos Aires y dedica un día a trabajar desde su oficina.
“Cuando vuelvo con mi marido, nos tomamos una copita de vino antes de cenar. Nos sirve para sentir que el ajetreo del día terminó y que es momento de disfrutar de nuestra casa. Muchas veces tenemos amigos a comer. No me gusta la cocina, pero me fascina poner lindas mesas. Me encanta hacer decoraciones distintas cada vez y crear un clima que sorprenda con platos, copas, flores, velas”.
Cuando están solos, después de la cena, Claudia se pone a ver televisión mientras arma collares y piezas de bijou que se exhiben en sus vidrieras. “Muy rara vez repito un modelo. Todos los hago con cristales de verdad, perlas de río, piedras buenas, nada de plástico. Soy una amante declarada de los materiales nobles. Necesito verlos y tocarlos para saber que son de la calidad que quiero: maderas macizas, mimbres, yutes, telas de algodón, linos”.
Pasión por la pintura. Charlando, descubro que ella no solo hace esos maravillosos collares, sino que además pinta. ¿En qué momento?
“Empecé durante la pandemia. Encontré unos acrílicos en casa y mi primer cuadro lo hice sobre otro que ya tenía. Me entusiasmé y seguí pintando y aumentando el tamaño de las telas. No podía parar. Con mi madre, que falleció de Covid, hablábamos mucho por teléfono y yo le mostraba mis cuadros. Los iba colgando en un pasillo largo y muy ancho de casa, que fue como mi galería, a la que bauticé ‘Para vos, Preciosa’. Porque—vale la pena aclarar este increíble dato—Claudia es hija de una señora con un nombre cargado de bellos significados y augurios: Preciosa de Adorno.”
Viajes y Ferias. Parte fundamental de su trabajo son sus viajes a ferias.
¿Cuáles son las ferias más importantes para ver tendencias y traer novedades?
Hay ferias para distintas cosas, pero a las que nunca falto son a la de Frankfurt y a tres en Oriente: dos en Hong Kong y una mega feria en China.
Describe esos viajes como maratones interminables donde hay que planificar bien y, en cinco días, tratar de ver todo, registrar minuciosamente lo que pueda ser interesante con fotos y anotaciones en sus libretas para, después, decantar toda esa información y encargar lo mejor. Generalmente, luego se toman unos días de descanso mirando el mar desde su casa en José Ignacio, el destino que eligieron con su marido como su lugar en el mundo.
Organización y Decoración.
"Todo va a nuestro depósito, pero después yo decido cómo distribuirlo en los estantes de los locales. Hago las vidrieras yo misma cada dos meses, más o menos, porque sé lo que quiero comunicar, lo que me gusta ofrecer y cómo mostrar las posibilidades de cada objeto."
¿Qué recomendás como básico en una casa?
Para mí, lo principal es manejarse con tonos neutros, tranquilos, en pintura y tapizados, y levantarlos con toques de colores vibrantes que se puedan cambiar con facilidad para darle otro look al ambiente. La iluminación es importantísima y siempre apuesto por materiales naturales: maderas, canastos, cerámicas, algodones. NO a la profusión de objetos pequeños: en vez de cinco canastitos, un buen canasto grande impacta mucho más y es más moderno. Simpleza y naturalidad no fallan.
Claudia, acostumbrada a mudarse, siempre entra a sus nuevas casas solo cuando todo está decorado y puesto en su sitio. "Necesito entrar con todo en orden. Empiezo a decorar siempre por el baño, luego el toilette y después sigo hasta dejar todo listo. Recién entonces me mudo."
Inspiración y Filosofía. Antes de despedirse, esta mujer poderosa, sin impostura, segura de sí misma, de su oficio y de sus propuestas, confiesa inspirarse en todo a la hora de decorar: ambientes, viajes, cine, paisajes. No hace falta que lo diga, se refleja en sus elecciones, en sus vidrieras y hasta en su mismo apellido: ADORNO.
Texto: Luz Martí