Coco Carreño: una vida de sabores con raíces italianas

El famoso cocinero y empresario gastronómico se animó a un variado ping-pong con Country Magazine y nos contó, desde sus secretos de cocina, hasta el difícil momento que le toca atravesar en el marco de la pandemia, tanto en lo personal como en lo profesional. Conocé más de este artista culinario.

Coco Carreño: una vida de sabores con raíces italianas

¿Cuándo supiste que querías dedicarte a la cocina? 


Lo supe toda la vida. Cuando era chico cocinaba con mi abuela, que era italiana, de Sorrento. Pasaba horas con ella por las mañanas porque mis hermanos más grandes se iban a estudiar o a trabajar. Me parecía súper apasionante cocinar, comer, disfrutar y ver la cara de la gente cuando comía.


¿Un plato que represente tu infancia? 


Las albóndigas de queso y ricota nadando en salsa de tomate que hacía mi abuela, eran espectaculares. También unos ñoquis sardos chiquititos muy ricos, los hacía con agua y harina, muy económicos, comida de posguerra. Me encantaban esos platos.


Si tuvieras que elegir una, ¿cuál dirías que es tu receta de cabecera? 


Los pescados me salen muy bien, las pastas y el asado también. Hay una tarta que hago en mi local, de banana, dulce de leche y chocolate, que todos dicen que es la mejor que hay, es por la cual se hizo famoso Coco café. 


Sabor, aroma, presentación, ambientación... ¿cuál es el orden de prioridades para disfrutar de una buena comida? 


Presentación, aroma, sabor y, por último, la ambientación, me gusta ir directo al plato. Lo de alrededor, la ambientación, es importante, pero no lo pondría en un primer lugar.


¿Qué no puede faltar en tu heladera? 


Los vegetales, siempre hay muchas verduras; yogur natural, porque lo uso mucho para cocinar en reemplazo de la crema; una botella de vino; algunos quesos y huevos.


¿Cuál de las cuatro comidas del día es la que más disfrutás?


Son dos: el desayuno, porque lo hago en mi casa, mirando los árboles que se ven desde la ventana, y porque estoy tranquilo. Creo que, cuando desayunás bien, arrancás con buena energía, para mi es clave, ¡si no te mato! ¡Me agarra mal humor! La cena también me gusta, porque es cuando todos nos relajamos, en teoría, y estamos más a gusto. Ya pasó todo el día, entonces te abrís un vinito con un buen plato de comida. 


¿Quién cocina en tu casa? 


Cocino yo, querida. ¿Quién va a cocinar en mi casa? Andrés, mi novio, hace muy pocas cosas en la cocina. No se anima a meterse en este mundo, pese a que él se vino solo de chico para acá y se tenía que cocinar, tiene que romper con la fobia de estar en pareja con un cocinero.


Tu top 3 de restaurantes del mundo...  


“El perro y la galleta”, en Madrid, fuimos con unas amigas en un viaje y nos pareció muy bueno. “Baltasar”, en Nueva York, porque es un clásico. En Argentina me gusta mucho Sacro, me parece una propuesta muy diferente y eso me encanta.


El Covid te golpeó duro en lo personal; con el fallecimiento de tu padre, el aislamiento con tu pareja, la enfermedad de tu madre... 


El año pasado y este han sido muy duros, aunque intenté transitarlos lo mejor que pude. Sentí que tenía que colaborar dentro de mi propia empresa para que todo saliera a flote. Por eso, creo que no pude elaborar el duelo, y recién lo estoy haciendo ahora. Mi viejo se murió el 2 de septiembre y me pasó que, hace unos meses lo empecé a extrañar más, me cayó la ficha y me acuerdo mucho de él. 


¿Cómo encarás este segundo año, dentro del mismo marco de pandemia? 


Con mucha preocupación, porque veo que la gente está harta de esta situación y lo entiendo, porque yo estoy igual. Pero, a la vez, no se cuidan. Como no respetan las indicaciones, siguen cerrando los restaurantes y, si seguimos así, no van a quedar locales abiertos. Nadie va a soportar tanto encierro sin vender. 


¿Cómo afectó la cuarentena a tus locales y de qué manera pudieron salir a flote o reinventarse? 


Nos reinventamos cuando empezamos a trabajar con aplicaciones como Rappi y Pedidos ya, empezamos a tener mucha más demanda. Compramos el packaging para llevar, que es carísimo, y de ese modo fuimos zafando. Le dedicamos mucho a las redes y también sumó que hablé de los locales en la tele.


¿Qué opinás de los realities de cocina? 


Me parece que están bien, no son programas que te enseñan a cocinar, sino que buscan entretener a la gente con algo distinto. Si querés aprender a cocinar, no sirve el reality.


Si no fueras chef, serías... 


Me gustaría ser piloto de aviación comercial.


Dos cafés, televisión, dos libros... ¿te queda algo en el tintero? 


Tengo en mente un programa que tiene que ver con la emigración, la cocina y la historia de nuestra familia, porque en cuanto a lo gastronómico, hoy somos lo que somos gracias a eso. Cuando encuentre el canal adecuado, ¡lo vas a ver en pantalla! *


Colaboración nota: @ab_imagen

Fotos: @lucyazcuaga

Texto: Marina Cleris

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