Entrevistas & Personajes
Revolucionando la Cardiología: Un Viaje Emocional hacia la Salud del Corazón
El Dr. Martín Lombardero nos presenta su libro invitándonos a explorar cómo nuestras emociones afectan el corazón.
Con cuatro hijos nacidos en distintos países, el matrimonio Zapp lleva veintidós años viajando por el mundo en su Graham Paige, modelo 1928.
Una pintoresca familia, cuyo estilo tiene mucho de hippie sesentoso, pero que controla a la perfección sus necesidades, su documentación, permisos de viaje y la escolaridad de sus hijos, mientras va recogiendo amigos, amor y cultura por donde vayan.
Lo que empezó como el deseo de cumplir una hazaña de viajar por América antes de ser padres, continuó por veintidós años como una experiencia de puro agradecer a la vida, enorme fe en ellos mismos y en la humanidad, impulsados por su sueño de conocer el mundo sintiendo que Dios está de su lado.
Herman Zapp y Candelaria Chovet se conocieron a los ocho años, compartieron vacaciones en el campo y soñaron con viajes que miraban en revistas, libros o películas. A los catorce, se pusieron de novios y, diez años después, se casaron. Antes de ser padres pensaron que era el momento de conocer parte de ese mundo con el que habían fantaseado.
Eligieron unir Ushuaia con Canadá viajando como mochileros. Los miedos de dejar el trabajo y emprender la aventura los demoraron hasta fines de 2000. Cuando todo estuvo casi listo, les ofrecieron un Graham Paige modelo 1928 y, misteriosamente, Herman sintió que ese auto era para ellos, que debían viajar con él. Era una locura, pero lo compraron y salieron sin teléfono ni internet, pensando que no llegarían ni a Cañuelas. Cuatro años después entraban a Alaska.
Salieron dos… ¡y volvieron seis!
Para partir, habían llenado el auto – incluido el techo- de cosas y bultos que pensaban necesitar. Dos años después, cuando fue necesario hacerle lugar a Tehue, su primer hijo, se preguntaron: “¿Para qué llevar cosas que en todo el mundo hay? Mejor llenar el auto de niños que de cosas”.
Al principio del viaje, se alojaban con familias que, espontáneamente, al ver el auto con el cartel “De Ushuaia a Alaska”, se interesaban en su experiencia y los acogían. Con la aparición de las redes se abrieron mil puertas más. Se quedaban dos o tres noches con esos nuevos amigos, despertaban con olor a café o Cande cocinaba, lo que les recordaba el calor del hogar de sus familias lejanas. Los invitaban a andar en kayak o a una fiesta de cumpleaños, y aprovechaban todo ese calor humano tan necesario que iba envolviéndolos y permitiéndoles continuar una aventura que, en soledad, sin el contacto amoroso de otras personas, hubiera sido imposible.
Por el camino publicaron “Atrapa tu sueño” I y II, dos libros con sus travesías que venden en todo el mundo, y dos comics dibujados y escritos por Tehue: “La familia Zapp en África” y “La familia Zapp en Asia”.
Los hijos fueron llegando… ¿Cómo organizaron su educación?
Herman: Los chicos nacieron en distintos países: Pampa en USA, Tehue en Argentina, Paloma en Canadá y Wallaby en Australia. Todos hicieron la escuela primaria y secundaria estudiando a distancia, y daban exámenes cada dos meses llevando los papeles al consulado argentino del lugar donde estuvieran (o mandándolos por correo, antes de que hubiese tanta comunicación online como ahora, en África o Asia, especialmente). Cande los preparaba, fue una maestra que no hizo nunca huelga y que terminó los programas de la A a la Z.
Cande: La enseñanza se complementaba con las experiencias de los viajes. Ver Egipto, Roma, los museos y los escenarios de las guerras mundiales, entender la cadena alimenticia en un río africano, donde el león acechaba a la gacela. El mundo fue un manual inmejorable. Como nos quedábamos mucho en cada lugar, los chicos iban aprendiendo idiomas. Toda esa vida nos permitió ser abiertos, flexibles y tener mucha facilidad de conexión con el otro, tanto que Tehue hizo su último año de secundaria en Argentina y salió abanderado, y Wallaby salió segundo mejor compañero.
¿En algún lugar se sintieron incómodos?
Herman: Las estadías en cada continente fueron largas y en cada país nos quedábamos tanto como la ley lo permitiera, sin violar las normas de inmigración: en África, tres años y medio; en India seis meses; en Sudáfrica, un año.
El único país del que nos fuimos antes de que el permiso expirara fue Japón, porque la cultura japonesa no tiene incorporada tanta cercanía con el extranjero y, sin interactuar, sin el cariño ni la humanidad que necesitábamos y a los que estábamos acostumbrados, nos sentimos solos.
¿Siempre se alojaban en casas de otras familias?
Cande: Por lo general, pero no siempre. A veces acampábamos y estábamos solos, en familia, que era precioso y los disfrutábamos al máximo, como momentos propios y entrañables.
¿Con qué personajes conocidos se toparon a lo largo de los años?
Herman: Conocimos infinidad de gente, pero recordamos especialmente a Messi y al Papa Francisco, a quienes les llevamos ejemplares de “Atrapa tu sueño”, para agradecerles que hubieran sido ellos, sin saberlo, los responsables de abrirnos mil puertas al mencionar la palabra “argentinos” en pueblos o ciudades remotas, en fronteras desconocidas y hasta en situaciones complejas.
Tuvimos mucha suerte para conocerlos. Al comunicar, a través de nuestras redes sociales, que estábamos en Italia, uno de los secretarios del Papa, un Monseñor argentino que era seguidor nuestro, nos escribió por privado para ofrecernos conocer a Francisco. Fue una sorpresa increíble que aceptamos con muchísima ilusión. Tuvimos que esperar bastante, de hecho fuimos a España y regresamos para el encuentro. Su santidad fue muy amable, nos preguntó por nuestros viajes y por nuestros hijos con una gran calidez.
Cande: Con Messi fue también un precioso encuentro. Nos alojábamos con una familia en Castelldefels, donde vivía Messi. El hermano del dueño de la casa había ido a Barcelona con Leo a probar suerte en el fútbol y, a pesar de no haber hecho una carrera semejante, mantenía una relación muy fluida con él y fue quien nos gestionó una visita al entrenamiento en el Camp Nou. Había muy poca gente y Leo se mostró amistoso y sencillo, como siempre. Se interesó por nuestra aventura, se rió con nuestro agradecimiento por habernos abierto puertas y fronteras, y nos propuso seguir charlando después del entrenamiento. Cuando volvió, lo hizo con Neymar y nos decía: “Él es Neymar” y nosotros, que no tenemos idea de fútbol, le contestábamos: “Ah, ok, hola Neymar”, sin saber quién era y seguíamos hablando ¡sin hacerle demasiado caso! Para toda la familia fueron dos experiencias inolvidables.
¿Qué hacen los Zapp hoy?
Herman: Desde hace años, damos charlas sobre viajes y ahora concretamos otro sueño que parecía inalcanzable: Zapparrancho. Es un lugar, ubicado en Villars, provincia de Buenos Aires, de y para viajeros que recorren el mundo en caravanas, carpas, motos, camionetas, caballos, veleros. Un espacio para recibirlos, escucharse, compartir experiencias, talleres y mostrar que se puede. Llegamos a hacer un encuentro de 1500 personas con 26 oradores. Nos alojaron en 3200 hogares y ahora queremos ser nosotros quienes los reciban de la misma manera.
Entusiasmadísimos, siguen trabajando en su Zapparrancho, pero soñadores al fin, no dejan de lado otro nuevo proyecto para el futuro: dar la vuelta al mundo en velero, un viaje al que se irán turnando para acompañar a Herman, ya que Cande “no es muy de aguas“, según afirma su marido, y los chicos puede que tengan otras actividades menos nómadas. Pero la idea está y va tomando cuerpo lentamente.*
Texto: Luz Marti.
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