Olivia Mónaco: Una reina en miniatura

Olivia Mónaco, con su corta edad, ya ha experimentado lo que muchos actores sueñan durante toda su carrera: protagonizar una serie internacional. Desde el momento en que un profesor de drama notó su talento en un concert escolar y su parecido con “Máxima niña”, Olivia comenzó un viaje que la llevó a protagonizar la serie sobre la vida de Máxima Zorreguieta, la Reina de Holanda. 

Naturalizando un ambiente que era totalmente desconocido para ella, se sumergió en un rodaje internacional que la llevó a Madrid y Segovia, donde compartió set con actores adultos que la trataron como a una igual. Olivia nos cuenta así todo el recorrido que tuvo desde los casting iniciales, pasando por las escenas más difíciles que tuvo que interpretar, hasta verse respondiendo las preguntas que le hacían los periodistas en las premieres en Ámsterdam, y en Argentina hace unos pocos días.

 En su relato refleja la pasión con la que vivió cada escena y cada momento, donde pudo descubrir no solo su amor por la actuación, sino también esa intuición que le marca su corazón al pensar en seguir ese camino. Con su mamá siempre a su lado, se las ve disfrutando y cruzando miradas cómplices que lo dicen todo. Es que ellas guardan el tesoro de haber vivido juntas esta aventura llena de magia, como en un cuento real.

¿Cómo fue el proceso de casting para interpretar a Máxima Zorreguieta?

Al principio, todo fue muy loco porque surgió como iniciativa de un profesor del colegio del drama club, Oski Llobenes. Él me había elegido para actuar en un concert y le gustó mucho cómo lo hice. Resulta que conocía a alguien que estaba haciendo el casting y sabía que les estaba costando encontrar una Máxima niña. Entonces un día, me preguntó si quería que me sacara una foto para enviarla a la productora, le contó todo a mi mamá y así empezó todo. Fueron muchos meses de castings muy intensos, la mayoría virtuales, pero el último fue presencial y ahí me dijeron que había quedado seleccionada.

¿Cómo fue el rodaje en Madrid? ¿Te costó adaptarte a un ambiente tan diferente y nuevo para vos?

Al principio, todo me parecía mega, como muy espectacular, pero a medida que iban pasando los días, lo empecé a sentir cada vez más natural. Además, que el rodaje fuera en Madrid me gustó mucho porque uno de mis hermanos vive allá, entonces eso me sumó un montón de puntos y estuvo muy bueno porque él pudo venir y estar conmigo.

Todo fue hermoso y todo el elenco era un amor; me trataban como una más, aún siendo la menor. No me trataban para nada diferente. Después estuvimos algunos días en Segovia, que era para recrear los días de campo de Máxima, y eso también estuvo tremendo. Tal vez fue un poco más intenso porque hacía mucho calor.

Tuve varias escenas del colegio, eso ya lo verán en la serie, estuvo muy bueno. Sinceramente, me sorprendió a mí también que me resultó fácil adaptarme.

¿Cuál fue la escena más difícil de interpretar?

Una de los momentos más difíciles fue cuando tuve que hacer una escena donde tenía que llorar, eso sí me costó mucho, me tuve que mentalizar un montón. Siempre tenía a mi coach Fátima conmigo ahí todo el tiempo y ella me ayudaba para hacerme pensar en las escenas antes de actuarlas. Tuve que pensar en cosas que me angustiarán, como cuando alguien se muere, esto es medio dark, pero funcionaba para poder lograrlo. Fue un gran desafío, pero con la coach que me ayudó, al final lo pude hacer.

¿Cuál es el mejor recuerdo que te queda de todo lo vivido?

El mejor recuerdo fue el último día de rodaje en Segovia, en el campo. Me hicieron sentar en la silla del director para grabar unos audios que no se habían escuchado bien, y cuando terminé, todos empezaron a decir: “¡Olivia Mónaco, último día de rodaje!” y empezaron a aplaudir. Me aplaudieron un montón. No pensé que me iba a poner a llorar, pero de verdad me emocioné mucho. 

Después me sorprendieron con un collar re lindo que uso todos los días, y me cortaron unas flores hermosas de ahí del campo que todavía tengo en mi cuarto. Fue como un sueño, y justo tocó el atardecer, parecía un cuento de princesas. Todos vinieron a saludarme, me abrazaban y lloraban, yo no lo podía creer.

¿Y la experiencia de la premiere en Ámsterdam?

Cuando me dijeron que me invitaban a la premiere en Ámsterdam, me pareció una locura. Viajé con mi mamá, que me acompañó en todo, y pudimos pasear unos días. La premiere fue en un teatro y hacía mucho frío en Holanda. Fue mi primera experiencia en una premiere y fue tremendo, me sacaban fotos por todos lados. Después, acá en Argentina fue aún más tremendo, que me hacían un montón de notas. Al principio no sabía qué decir, pero después le fui encontrando la vuelta.

¿Cómo te organizaste con el colegio durante el rodaje?

Por suerte, coincidió todo con mis vacaciones de invierno, así que fue fácil organizarme. Lo vivo al máximo, las premieres, todo, pero cuando vuelvo al colegio, vuelvo a mi vida normal con mis amigas y sé que me tengo que enfocar en eso.

¿Qué planes tenés para el futuro?

Me estoy preparando en la escuela de Cris Morena, “Otro Mundo”, donde me enseñan un montón de cosas. Ahora estoy segura de que lo que quiero, que es seguir actuando, porque me di cuenta con esto que realmente me gusta y me resulta fácil manejarlo. Para el día de mañana, tengo planeado que me gustaría ir a estudiar a un lugar como Juilliard en Nueva York; creo que ese sería mi sueño, y después mi sueño más top, top, sería llegar a estar en Broadway.

Olivia Mónaco no es solo una promesa en la actuación; es una pequeña con los pies en la tierra y un corazón lleno de sueños. Con el apoyo de su familia y su increíble talento, está destinada a brillar en muchos más escenarios, mientras continúa viviendo su propio cuento de hadas.