Valu Ramallo: Innovar y animarse a emprender.

Del Instagram a la pastelería

Con la Choconutella, el Banabrownie o el Cheesecake de Bon o Bon, Valentina Ramallo comenzó a hacerse un lugar en el corazón —y el paladar— de miles de seguidores. Lo que empezó como un pasatiempo en redes sociales se transformó en un negocio familiar: junto a su hermano, hoy regentea tres locales bajo la marca Valu Ramallo.

Valentina estudió en el IAG y probó experiencias laborales en La Rural y en el comedor de la UADE, pero pronto descubrió que no era el camino que buscaba. La rutina de horarios nocturnos y feriados no la convencía. Fue entonces cuando, casi “por embole”, empezó a subir fotos de sus creaciones y descubrió que cada vez más gente seguía sus recetas.

El salto al emprendimiento

Cuando su cuenta alcanzó los 14.000 seguidores, Valentina y su hermano Carlos —administrador de empresas— decidieron convertir la pasión en proyecto. Juntos organizaron la apertura del primer local, equipamiento, habilitaciones y todos los detalles de gestión. El esfuerzo valió la pena: hoy no solo tienen tres puntos de venta, sino que además Valu participa en eventos gastronómicos como Masticar y tiene una columna en Infobae.

“Me encanta cocinar, atender la estética en las tortas y darle mi toque distinto a cada creación. Cuando puedo estoy todo el día cocinando”, asegura Valentina.

Claves de su éxito

Valu cree que la clave está en la simpleza de sus recetas: ingredientes accesibles y combinaciones tentadoras que cualquiera puede probar en casa. Otro punto es su transparencia: “No me guardo secretos, no me pongo límites para contar lo que hago”.

Un hito en su carrera fue cuando Oriana Sabatini la contactó por una torta. Desde ahí, muchos actores y modelos jóvenes comenzaron a seguirla, y también llegaron las colaboraciones con marcas que apuestan a su frescura y cercanía con el público.

Una cocina con buena onda

La cocina de Valu es también un espacio de compañerismo. Junto a un grupo de cocineras amigas, los días se convierten en charlas, mates y música: “Los lunes son heavy porque tal vez está la que se peleó con el novio, los viernes son muy arriba y los días de lluvia más melanco. Siempre hay algo para compartir”.

Proyectos y sueños

Además de los locales, Valu y su hermano impulsan clases y talleres en distintas provincias y ya han llevado sus propuestas a Córdoba, Salta y Tucumán. También planean viajes a Montevideo y Bariloche, además de cursos en La Porteña, Pilar, estas vacaciones de invierno.

El futuro inmediato incluye participar en eventos, dar clases, lanzar un libro y colaborar con Discovery en un proyecto audiovisual detrás de cámara. A mediano plazo, buscan consolidar el posicionamiento de la marca, con la idea de que “la gente vea los colores y nos reconozca”.

Mensaje a los jóvenes

Como emprendedores, Valu y Carlos transmiten un consejo claro:

“Al principio hay que hacer de todo y ponerle mucha fuerza, incluso trabajar de lunes a lunes. No se puede abarcar todo de golpe, pero sí crecer de a poco, con constancia y convicción. Si es necesario salir a buscar azúcar, lo hacemos. Lo importante es no perder el entusiasmo y disfrutar el camino”.

Texto: Liliana Rabboni - Country Magazine