Carta de una madre
Una madre escribe desde el corazón para transformar un momento doloroso en una lección de empatía. La historia de su hijo nos recuerda la importancia de aceptar, incluir y mirar con amor.

Miremos con amor
El 2 de abril se conmemora el Día Internacional de la Concientización sobre el Autismo. En este marco, compartimos la carta en primera persona de Mariana Oubiña Ogura, mamá de Milo y Félix, que invita a cambiar la mirada.
Señora del supermercado
Lamento haberla insultado. Me hubiera gustado explicarle con mejor tono la razón por la cual mi hijo osó rozarla cuando intentó pasar entre su carrito y la góndola.
Pero frente a su “Oh, my gosh… oh my gosh”, en voz alta y en tono fastidioso, no pude contener la necesidad de preguntarle: ¿qué le pasa? Es un nene de 5 años. ¿Cuál es el problema?
“Educá a tu hijo”, fue su respuesta.
Tiene Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), señora. ¿Usted sabe lo que es el TGD?, grité en tono enfurecido. Y la insulté a los gritos. Equivocadamente, por supuesto.
Mi hijo Milo
Ahora, más calmada, me gustaría contarle un poco acerca de mi hijo, Milo, que, en ese momento, tenía 5 años. Ese año había empezado a decir frases completas. Sabía decir “por favor” y “gracias”, cálido, atento y solidario.
Pedía perdón cuando se equivocaba y lo hacía a menudo, casi como todos: equivocarse y pedir perdón. Quizás, si hubiera registrado que estaba haciendo algo “malo”, que la afectaba al punto de alterarla, se hubiera acercado a darle un abrazo y un beso para disculparse.
Y sí... corría entre las góndolas porque es hiperactivo. Si yo me guiara por tantas otras personas como usted, nunca hubiera salido de casa para que nadie se sintiera incómodo. Pero elegí salir, aunque muchas veces me obligué a hacerlo, sabiendo las limitaciones y complicaciones a las que me exponía, porque entendí que socializar era parte de su crecimiento.
Fuimos al supermercado porque Milo cumplió años y estaba entusiasmado con comprar pilas para probar el tren que le habían regalado sus amigos del jardín.
Un pedido de perdón y una reflexión
Pido perdón por mi intolerancia. Y lo hago porque considero que vivimos en un mundo donde hay lugar para todos, incluso para personas como usted, que se ofuscan con el mundo “imperfecto” que los rodea.
Mi hijo, así de imperfecto —humano—, ha sido educado con las herramientas que le di hasta el día de hoy, de las cuales me siento profundamente orgullosa.
Él es quien es y lo amo hasta el fin del universo, con sus luces y sombras, al igual que a mi otro hijo, Félix, de la misma manera que todos esperamos ser amados y aceptados, tal cual somos.
En definitiva, hoy pensaba: usted y yo parecemos tan diferentes y, aun así, estoy segura de que si buscamos, tendremos algo en común.
Crecer en diversidad
Milo actualmente tiene 8 años. Su diagnóstico propiamente dicho sigue siendo indefinido. Comparte características con el espectro autista, tiene déficit de atención e hiperactividad.
Al igual que muchos otros chicos con desafíos en el desarrollo, crece aprendiendo a su propio ritmo los recursos necesarios para funcionar en una sociedad que, ante un comportamiento inesperado, reacciona con miedo a lo que considera diferente.
Por eso, la importancia de reconocer la diferencia que hace en la vida de otra persona el solo hecho de ser amables.
Miremos con amor.
Mariana
Sobre Mariana
Mariana Oubiña Ogura es mamá de Milo y Félix. Es coach y estudió PNL con Richard Bandler (NLP Life Training). Fundadora de Siempre Para Adelante, una organización sin fines de lucro, comparte su experiencia como mamá de un chico con desafíos en el desarrollo, transmitiendo un mensaje positivo y alentador.
Trabaja por la inclusión, brindando herramientas, información y recursos a familias con niños con desafíos en el desarrollo.
Sobre Siempre Para Adelante
Siempre Para Adelante se basa en el principio de la solidaridad, teniendo presente que todos nos necesitamos. Hacer visible la neurodiversidad y nutrirse de miradas diferentes del mundo aumenta las posibilidades de habitar un planeta más tolerante y amoroso para nuestros hijos.
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