Dejaron todo por un sueño: Vivir en el mar

Esta pareja de surfers se animó a dejar su vida urbana para seguir un sueño de años: vivir rodeados de naturaleza y frente al mar. Conocé la historia de Pato y Esteban, dos amantes de las olas que, en medio de la pandemia, dejaron todo para vivir en su lugar en el mundo: la playa. 

Dejaron todo por un sueño: Vivir en el mar
Sin lugar a dudas el color es la marca registrada de Patricia Ruiz (39), quien se define como emprendedora y artista. Su look enérgico y encendido habla por sí solo y dice mucho de lo que ella completa con su trabajo, su arte y sus palabras. Desde hace nueve años está en pareja con Esteban Saulino (40) y, juntos, dieron rienda suelta a un sueño, que hace algunos meses se hizo realidad.
Pato y Saulo, como los llaman sus amigos, se animaron a dejar sus trabajos, horarios y rutinas tradicionales para formar un nuevo hogar en La Rambla, la playa surfer de Ostende, “donde salen las olas y hay una comunidad de gente amante de la naturaleza y del mar, con la que me siento muy identificada”, describe Pato. 

Estos enamorados de las olas se conocieron hace nueve años trabajando en La Rural. Él tenía un cargo en una multinacional, ella era promotora. A los dos meses de empezar a salir, a Pato le surgió una oportunidad laboral para la temporada de verano en Pinamar. “Era un momento crucial de la relación, porque hacía muy poco que estábamos juntos. Finalmente, vino a verme todos los fines de semana y él también se enamoró de esta vida”, recuerda ella.

“Creo que, al tener menos estímulos, aprendimos a escucharnos más a nosotros mismos”

Durante algunos años vivieron en una quinta en el Hindú Club, en Don Torcuato, el club donde Saulo se crió y donde jugaba al rugby. “Nos encantaba porque era alejada de la ciudad, pero pasábamos mucho tiempo viajando, porque él tenía que ir al centro y yo a Palermo. Así que después de vivir cuatro años ahí, nos mudamos a Palermo. Estábamos contentos, nos movíamos en bicicleta, pero al menos dos fines de semana al mes nos escapábamos a Pinamar”, relata la artista.

SUEÑO CUMPLIDO
Después de años de ir y venir, decidieron empezar a buscar una casa en Ostende, en la playa. Buscaron incesantemente durante los últimos cuatro años, hasta que, de manera inesperada, llegó la gran noticia. “Vimos de todo, imaginándonos nuestra vida acá, no paramos de buscar y preguntar. Hasta que el año pasado, un amigo nos dijo que tenía una persona con algo para ofrecernos. Él quería construir una propiedad vertical y estaba buscando el vecino, porque su idea era hacer su casa arriba y no quería vendérsela a cualquiera”, cuenta. 
“Nos vinimos hasta Pinamar sin saber dónde era el lugar, cruzamos frente a nuestra playa preferida, la Rambla de Ostende, entramos a una casa y ahí nos dice: ‘Esta está en venta, arriba yo me voy a construir la mía, la condición, si la compran, es que esperen un año a que termine mi obra, ¿qué dicen?”. No lo podíamos creer”, recuerda. “Hace un mes estamos viviendo en esta nueva casa, frente al mar, a la Rambla, que tanto nos gusta. Todavía nos estamos pellizcando”.

VIVIR EN LAS OLAS
No hay que ser adivino para identificar al surf como el deporte elegido por esta dupla. Sin embargo, ellos más que deporte lo definen como un estilo de vida. “Gracias al surf estamos en contacto constante con el mar. Yo en realidad hago bodyboard, que es con una tabla más corta. En lugar de estar parado, estás acostado y tenés que patalear con patas de rana, pero la idea es la misma: surfear la ola, estar en el agua, disfrutar, fluir con la corriente y estar en contacto con la naturaleza, que es lo que vinimos a buscar”, expresa Pato, quien afirma que pudieron “encontrar ese equilibrio de hacer nuestras actividades cotidianas, y cuando el día está lindo o hay olas, disfrutarlo y después retomar”.

…Y VIVIR DE LAS OLAS

“El mar siempre estuvo dentro de mí, no le encuentro otra explicación y, hace un par de años, decidí expresarlo a través del arte”


La pintura fue desde siempre el hobby de esta surfera quien, desde hace unos ocho años, empezó a plasmarlo en mates y macetas, poniéndoles color, pero por sobre todo, olas. “Cuando empecé a venir más seguido a la costa empecé a hacer carteles con los colores del mar, para incentivar el cuidado del medio ambiente, y los colgaba en las playas. Así fue como empezaron a pedirme cuadros con esos tonos, y ahí surgieron mis primeros cuadros de mar. Primero empecé vendiéndole a amigos y después a gente de todos lados, incluso de otros países”, cuenta la artista, que hoy puede decir que vive de su pasión gracias a CorazonadaArt, su emprendimiento, desde el cual hace arte basado en el mar, e incluso este verano hasta llegó a pintar murales para diferentes eventos en la playa.


ARQUITECTURA ECO-FRIENDLY

Si bien su vida hoy está prácticamente anclada en Ostende, esta dupla se encargó de mantener su espíritu naturista y eco-friendly también en su segundo hogar, el Hindú Club. Allí, gracias al trabajo del arquitecto Esteban Durand lograron plasmar su filosofía de vida en una casa sumamente funcional y acorde a sus necesidades. “La llamamos ‘la cabaña’. Me basé en la simpleza, creo que hay que vivir simple. Quise hacer una casa funcional, bastante auto sustentable, con un compost en la mesada, sin gas, que todo sea eléctrico, de madera tipo cabaña, con bastante vidrio para aprovechar la luz solar y no usar tanto la eléctrica, y chiquitita, para limpiarla fácil”, nos cuenta Saulo, acerca de la nueva casa que se hicieron en el country de Don Torcuato, en el mismo terreno donde antes tenían la quinta. 

Para lograr este pequeño oasis ecológico, Durand usó madera reciclada y creó la estructura interna también basada totalmente en materiales de reciclaje. “Quisimos que fuera chiquita porque está como dentro de un bosque, entonces priorizamos la naturaleza. Es un terreno de 600 metros y la casita tiene 50”, concluyó Esteban, y agregó que “en ambas casas la naturaleza es protagonista. Una en el mar y la otra sumergida en vegetación. En Ostende la premisa fue el contacto con el agua, como para estar descalzos y bajar directo a la arena”, afirma.

- ¿Piensan establecerse definitivamente en Ostende?

Hoy estamos felices acá, pero la idea es dejar que fluya. Después de tantas mudanzas, nos dimos cuenta de que la energía uno la lleva consigo, sea acá o en una casa rodante, como fantaseamos a veces.

“Pudimos encontrar ese equilibrio de hacer nuestras actividades cotidianas, y cuando el día está lindo o hay olas, disfrutarlo y después retomar”

El hogar es uno mismo o, en este caso, nosotros dos, y siempre teniendo como foco la búsqueda de naturaleza.


Más información: Arte: @corazonadaart

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